Y es que la historia es diferente, fresca, cada número más sorprendente que el anterior, sin embargo también literalmente más brutal.
El argumento es el siguiente: Un chico ve impotente como un metahumano con supervelocidad arrolla literalmente a su novia mientras perseguía a un caco. Lo que queda de ella hay que recogerlo con una pala. Hughie, que así se llama el prota, conoce así a Carnicero, líder de un grupo del gobierno dedicado a mantener a ralla la amenaza superheroica porque, aquí viene lo importante, los superhéroes no son más que huérfanos o niños robados que recibieron dosis incontables de un compuesto químico que da superpoderes aleatorios, fueron entrenados y esparcidos por el mundo adelante siempre bajo el mando de una empresa malvada, la cual tiene engañada a la población con pequeños actos heroicos en vivo, comics fantásticos y demás publicidad engañosa.
El trabajo de Carnicero, Hugh, Leche Materna, Frenchy y la Mujer es descubrir los trapos sucios de los diferentes grupos de superhéroes y tenerlos a raya con sobornos o pequeñas palizas, ¿cómo?Pues el grupo también tiene su propio batido especial químico que les da una fuerza considerable.
¿Merece la pena? Sin duda, es una historia trepidante, el dibujante, Darick Robertson, puede con l oque se le ponga por delante, pero que quede claro que no es una obra para niñas de coletas, en esta serie hay tanta sangre, vísceras, sexo sin consentiminto y violencia gratuíta como diálogos, avisados quedáis.
Un saludo, Freaks!
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